jueves, 29 de marzo de 2007

Dos poemas de Mario Morquencho

V



Altas columnas,
cerros de incertidumbre,
humo:
Predador de colores.
Sublimación de cuervos en el aire,
toxina homicida pudriéndole el corazón a la esperanza.
Paisaje atroz a grises,
decadencia en carne viva sobre piel muerta,
carroñero pensamiento en la altas columnas, altísimas...
-¿Allá hay flores? -
No. Sólo hay barrotes.
No me preguntes cuantos
¡Sólo barrotes!
Innumerables
donde yacen clavadas las manos de todos los ojos
de todos los hombres.











VI



La ciudad:
La celda con escaleras negras clavadas
bajo el cielo gris.
Yo, aún voy por la primera escala,
por el peldaño oscuro que multiplica
escalón por escalón...
Llegar al ultimo piso

es sorprender al abismo con la boca abierta
¡Hambrienta!...
Enmudecer viendo la puerta cerrada que no da tregua
da ganas de dejar volar palabras-murciélago de mi lengua...
Y lidiar con el humo, con la ciudad,
con el cielo preñado de sótanos
donde jugamos

a vivir

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